En la salida del KA1, del proyecto de Educación Emocional, en el que estamos inmersos, fueron a dar la formación dos profesores del centro; Julián y Carlos, los cuales tuvieron más de una anécdota que contar. La primera, y no por ello la más importante, fue el retraso en Valencia de casi dos horas del avión al principio del viaje que no nos permitió coger el siguiente vuelo en Frankfurt. Nada más empezar el viaje, un pequeño percance. Tuvimos que hacer noche en esta ciudad de salchichas y de madrugada coger un nuevo vuelo para poder seguir nuestra ruta a Eslovenia.
Seguidamente pudimos coger el vuelo con una nueva escala en Múnich, que esta vez sí, llegamos con el tiempo suficiente para finalmente acabar en Liubliana con un día de retraso y con algunas reservas canceladas.
Llegamos a la ciudad de los dragones Ljubljana (Liubliana)…
Ya en el colegio de cabecera en Moravche, después de una excelente acogida, hicimos un poco de Job-Shadowing que, básicamente fue degustar el desayuno típico de la zona, con productos locales, a la vez que vimos el trabajo que realizan acerca de la educación emocional.
En el colegio los niños pasan gran parte del día: el cole es parte de su casa. Allí toman el desayuno, el almuerzo a media mañana y comida diarias. Todas estas comidas están subvencionadas por el estado: los alumnos se acostumbran a comer de todo, a dar gracias por la comida y se nota una gran autonomía y soltura desde los más pequeños.
A partir del tercer día, estuvimos dando formación a los diferentes grupos de profesores del centro.
Durante la formación que se ofreció estuvimos explicando todo lo referente al semáforo de la convivencia y los grupos de mediación, para los profesores de secundaria y, por otra parte, el trabajo de las emociones en educación infantil: cómo se realiza en esta etapa el trabajo con los monstruos de los colores y “The silence monsters”.
Ambos cursos fueron acogidos con interés y entusiasmo, haciéndonos ver que si todos aportamos nuestro granito de arena, y compartimos con el resto de maestros las buenas prácticas, la educación sería más rica.
Nos despedimos de Ljubliana y de Slovenia el último día visitando la capital y en ella, el castillo de los dragones, pero como casi siempre es de noche,
está muy oscuro, por esas tierras, no los vimos en persona. Quizá la próxima vez…
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